Miopía: El principal síntoma de la miopía es la visión borrosa para los objetos lejanos (aproximadamente más de 6 metros). La miopía es una alteración que se da en aquellas personas que tienen globos oculares de gran diámetro, o córneas de excesiva curvatura. La causa de la miopía no se conoce con exactitud, aunque los factores genéticos son una de las causas principales. Normalmente la miopía se manifiesta en la infancia, durante la etapa de escolarización, suele progresar durante el crecimiento y tiende a estabilizarse hacia los 20 años.

Hipermetropía: Su característica principal es la visión borrosa para los objetos cercanos (aproximadamente menos de 6 metros). Se trata de una alteración que se da en aquellas personas con globos oculares de pequeño diámetro. La hipermetropía se manifiesta durante la infancia pero a diferencia de la miopía no progresa durante el crecimiento. También está determinada genéticamente y, suele producir dolores de cabeza, principalmente al final del día, debido al esfuerzo constante para acomodar la visión.

Astigmatismo: El síntoma predominante en el astigmatismo es la visión borrosa de las imágenes verticales, horizontales o diagonales (visión distorsionada). Consiste en una alteración visual causada por una curvatura irregular de la córnea, lo que hace que llegue la imagen desenfocada a la retina. El astigmatismo puede aparecer bien desde el nacimiento, o desarrollarse a lo largo de la vida de la persona afectada

Presbicia: Con el paso del tiempo, un músculo del ojo, como el resto de los del cuerpo humano, va perdiendo elasticidad haciéndose menos potente. Al mismo tiempo el cristalino se va haciendo menos flexible, con todo lo cual la capacidad para acomodar y por lo tanto para ver de cerca, va disminuyendo con la edad. Con la presbicia o “vista cansada” no podemos ver con claridad los objetos o textos cercanos.